Una mujer

Y la llave entró. Por el agujero negro de la puerta amarilla que daba al cielo. Se abrió. El sol deslumbró a la luna y mi mujer, de cabello azul, gritó porque parecía calva. Su melena huracanada se confundía con el color del paisaje de Dios. Sí, allá donde van las personas que duermen eternamente. Allá donde iremos todos a bailar tango y rock&roll. Pues eso, ella gritó y yo lloré. Lloré porque me dejó helado, y cuando tengo frío mis lágrimas hacen rapidamente sus maletas y se van. Y como el cielo es tan sensible, al verme llorar, él también lloró. Y todos lloramos menos mi mujer, que ahora reía. Reía porque el cielo se nubló y se oscureció tanto que el único azul que quedó fue el de su cabello rizado.
Hay que hacer cualquier cosa en el mundo para que una mujer sea feliz...
...o una mujer hace cualquier cosa en el mundo para...
...¿para ser feliz?